domingo, 1 de junio de 2008

Atardecer en una ciudad dormitorio


Todavía no sé por qué me fui de mi piso de la calle Turia. Allí fui feliz. Después de dos años de hastío en un noveno piso de Primado Reig cargado de voces muertas y reflejos polvorientos, decidí que había llegado el momento de huír. Desde 1997 había vivido siempre cerca del campo de Mestalla, primero en Micer Mascó, después en Alfonso de Córdoba y ahora en esa avenida fragorosa. Recuerdo que cada noche el ruido era como una línea que engordaba o se adelgazaba según el momento sin llegar a extingirse del todo. Recuerdo la lluvia sucia. Recuerdo la pena y las empanadillas de espinacas. Me recuerdo estudiando economía sobre el mármol frío de la mesa de la cocina. Recuerdo un ataque de pánico por sobre dosis de café. Poco más. Nada más.
Fue a través de Rober, un venezolano engreído, suave y talentoso, que desemboqué en el número 57 de la calle Turia. La primera vez que traspuse la puerta me agarró una certeza unánime de luz calida y balcón con sillón de cuero desvencijado y una habitación desnuda con vistas al deslunado que amplificaba los gemidos de placer de una pareja anónima y una promesa de felicidad en cada paso. Acepté de golpe y me quedé dos años.
Por allí pasaron con tambor de banda borracha Tania, que trajo tequila, lágrimas y ternura de su México lindo, Paolo que vino del Salvador y no encontró a nadie que lo salvara, María Claudia que siempre escondía una palabra detrás de la palabra y era tímida y Colombiana, Savinelli, que llegó como compañero y me hizo el honor de llamarme amigo y resucitarme para la escritura cuando andaba renunciando en un laberinto de argumentos marchitos, David Benavent que, bueno, es David Benavent y lo queremos en este barrio con sus idas y venidas y sus certezas y sus ganas locas de volverse loco, las argentinas María y Natalia, el manchego Quique, el gringo Dan que le preguntó una noche a Vicè dónde había dejado su falda y nunca se curó del todo de la nostalgia de New Jersey. Allí fui feliz y allí vuelvo algunas veces, a comer con Tony y a besar en silencio cada mueble de ese lugar sagrado. Escribí Carrer Túria en veladas que se cerraban con una cerveza solitaria y satisfechas en la barra de La Marcha y, qué curioso, lo que fue declaración de amor velada constituyó el fin del juego. Aquel dinero, no pregunten, no pregunten, no pregunten, me volvió adulto y pensé que bueno, que...no les aburriré con excusas; pensé en comprarme un piso.
Al principio busqué mi nueva casa en Valencia e incluso estuve a punto de ser vecino de Forlati en un loft ardiente. Las casas que me gustaban no las podía pagar y las que entraban en mi presupuesto de raspa de sardina eran Sarajevos y Saigones bombardeados. Conocí pisos e historias terribles, como la de aquel cuarentón blando que me intentaba vender un agujero con sofás de sky rojo y lámparas con visillo para, según me susurró avergonzado y suplicante cuando me iba, dejar de vivir con su madre. Cuando estaba a punto de arrojar la toalla mi madré llamó mi atención sobre un aviso mínimo en una revista especializada. Es mi casa actual en Aldaia.
Le vendí el alma al demonio a cambio de estos setenta y cinco metros cuadrados confortables, pulcros, bonitos como un juguete un domingo a la salida de misa al niño más bueno del coro.
De eso hace ya ¿un par de años? Ahora vivo bien y no me quejo de ninguna de mis circunstancias. Me va bien, pero...en tardes como esta me da por la nostalgia de mi piso en la Calle Turia. Igual es la hierba que se ha dejado la morena en mi casa, igual es el domingo, igual es que noto que debería estar haciendo otras cosas, igual es que no me gusta mi cuota de edad adulta. Una caladita para todos ustedes. Acerquen los labios, cierren los ojos...

9 comentarios:

Forlati dijo...

Fúmese la hierba q dejó la Morena antes de irse a dormir. Un text ben dominical. I ben chulo.

morena dijo...

Sabes una cosa? no sólo se quedó la hierba.....

Gracias

Vicè dijo...

D'ací un temps, també les vesprades amb herba d'una ciutat dormitori seran nostalgia, com Micer Mascó, Alfonso de Córdoba (fa falta un post sobre la teua relació ambiental i visual amb Mestalla, patires la nostra época daurada, jejeje), Micer Mascó, Turia.... Enorme post.

Aprofite l'ocasió per a aclarir l'al·lusió del gringo Dan, per als qui coneixen la història. Em digué això després de que no poguera seguir el seu ritme industrial de birres. No aguantí el repte. Encara no estava enganxat a los Soprano. Ben vist, hauria 'haver considerat els riscos de portar-li la contrària a la gent de New Jersey, "el estado más feo de la Unión" (EG, clar). Entranyable tipo, el Dan.

Vicè dijo...

Per als qui no conéixen la història, volia dir.

diafebus dijo...

@ Vice: apenas vivimos las cosas y ya las estamos recordando, anticipando lo que será su sabor mañana. Somos nostálgicos prematuros, lo dijo Dies Porosos.

@Morena: Un placer ser albacea de todas sus cosas.

@Forlati: ...Y así se hizo.

morena dijo...

ejem ejem, Albacea: dícese de aquel que vela y guarda los bienes ajenos, sin que se produzca en ellos enajenación alguna, que pueda modificar la voluntad del testador....

cariño tu te lo fumas! jajaja

diafebus dijo...

Sin que se produzca enajenación alguna...¿La mental cuenta? Acaso la voluntad del testador ha sido contradicha? Para un lunes...

Forlati dijo...

"cariño, tu te lo fumas"… Jajajajajajajajajajaja

morena dijo...

Si Diafebus, sí, aquí en....la notaria?...los lunes son así, y los martes y los miércoles.....