martes, 8 de abril de 2008

¿Usted me mira?

Me sumo al carro de las citas de Galeano inaugurado por Forlati. Creo recordar que era en el Libro de los Abrazos donde se hacía eco de la inquietante pregunta que una espectadora le hacía a cierta famosa presentadora de televisión: ¿Cuando yo la miro, usted me mira?
La relación con el público, con los potenciales receptores del mensaje, es un asunto que de un tiempo a esta parte, desde que soy guionista de televisión, me genera algunas dudas. Muchas. Todas. En general es algo que sucede siempre que uno se expone al escrutinio colectivo. Lo mismo da que sea en un poemario, un libro para jóvenes, una revista con vocación lateral, un manojo de cuentos marchitos o un programa en la televisión más justamente denostada que conozco, Canal 9. Uno intenta trabajar desde la libertad y la tranquilidad. Se convence de que el único modo posible de honestidad es hacer lo que sea crea mejor, sin otra limitación que su talento o sus fuerzas de ese minuto, sin pensar en la cara que vaya a poner nadie.
Por otro lado siempre he sido un hábil buscador de excusas. Si la revista no se leía o si los libros de su órbita acababan arrumbados en cajas de cartón pensaba; bueno es cosa de la lengua, el producto está bien, todo está en calma, he hecho lo que debía. Si un poema era un mal poema pensaba que bueno, uno está en formación, qué se le va a hacer, lo importante es seguir trabajando; y no perdía la calma.
Pero en televisión todo es distinto. Desayuno audiencias. Sueño con porcentajes. Y la felicidad de una mañana puede depender de tres puntos de share. Convengamos que es para apoyar el cañón en el paladar, amartillar el percutor, apretar el gatillo y dejar que las leyes de la balística universal hagan el resto.
Evolució no es el flying Circus de los Monty Phyton, ok. Pero se emite, en ocasiones, emparedado entre el informativo de C9 - un monumento viscoso a la mentira, la demagogia, el populismo, la irresponsabilidad, el morbo, el clientelismo, el chantaje, la mediocridad, la impertinencia, la sumisión - y "Gent de Tàrrega", un espacio de debate conducido por una absoluta nulidad con tetas que se hizo famosa en los zappings de España con la frase "lo tuyo es masturbación Antena 3" a un oyente que se homenajeaba viendo a la susodicha y a Ana Rosa He Cometido Un Error Informático Quintana. Al magazine concurren altos oradores, ingenios ígneos, fenómenos telúricos de la talla de Mariñas & cia. Se ocupan de cosas como si los gordos son más felices o si chuparle la polla a un negro puede provocar erupciones en el paladar o alucinaciones de carácter folklórico-religioso, mutadis muntandis. Bien, Evolució tiene menos audiencia que su antecesor y predecesor. Es decir la gente huye voluntariamente del programa para volver más tarde. ¿Porqué? nos preguntamos angustiados (y nuestro sueldo depende en cierta medida de acertar con la respuesta) ¿Qué quiere ver la gente? La solución más cómoda (y la más suicida) es musitar con el ceño fruncido: la gente es idiota.
No, el espectador no es tonto, al menos no debe ser ese el punto de partida del razonamiento. Si embargo los programas de mayor éxito son los que más dudas morales me crean. El Diario de Patricia es una pasarela de monstruos, gente semi analfabeta en la mayor parte de los casos que es arrastrada con engaños (conozco el procedimiento) a la plaza pública. Allí serán pasto de los buitres, se comerán sus ojos, su corazón y su piel. Limpien el sofá, que pase el siguiente. Otra cumbre televisiva la conforman los programas "cazatalentos". Pero no nos equivoquemos, lo que nos la pone dura es ver a un jurado humillar a Jenifer por que está gorda, a Rubén por que es afeminado, a Claudia por que no sabe usar los espejos de su casa (sic), y a la de más allá por que sencillamente es una niña pusilánime que se ha echado a llorar. Nos importa un cojón como canten, bailen o hagan el ganso. Si queremos profesionales, los tenemos a nuestro alcance. Tampoco se trata de empatizar con el Gran Sueño Americano de ser todo lo que podamos ser. La consecución de los sueños ajenos nos da lo mismo, lo que queremos es empatizar con su fracaso, no sentirnos solos en la frustración de cada día, verlos llorar para que no se escuchen nuestras lágrimas. ¿Qué quiere el espectador?
En el otro plato de la balanza, es cierto, series de factura impecable (pero de argumentos reiterados) CSI o House y los fenómenos de intriga Lost y Prision Break (añadir al gusto Anatomia de Grey - a mi me aburre, que le vamos a hacer -) Son ejemplos de buena televisión, pero no podemos competir con eso. Con lo que vale una temporada de esas series pagamos a todo el sector audiovisual valenciano catorce años seguidos.
Nosotros nos batimos el cobre con Escenas de Matrimonio (en su momento), que era un producto de pasmo. Tres parejas de deficientes mentales que se insultaban sin gracia. Fin.
Ahora nuestros rivales son El Hormiguero (Cuatro) y el Intermedio (La Sexta), pero Canal 9 no puede competir con esos productos porque su lógica represora (un día hablamos de ello, pendiente queda) no tolera el humor ligado a la actualidad. Eso siempre es peligroso. Los dictadores y los fanáticos religiosos no tienen sentido del humor.
Así pues ¿qué hacemos? La primera tentación a evitar (y yo la tengo cada mañana desde hace algún tiempo) es el desánimo. Pensar que todo está perdido, gritar "que inventen ellos", plegarnos al tópico de que la gente quiere programas planos, que apelen a la víscera, que sumen dos y dos, de pedos, eructos y tetas, que enseñen a la prima de la ex del DJ de la discoteca donde va un amigo lejano de Paquirrín diciendo que se mete rallas de coca en el baño de su puta casa. Pero ese no es el camino. Seguro que no. Me niego a pensarlo.
Así pues ¿Qué quiere el espectador?
Igual es que los profesionales del sector han estado tanto tiempo amasando dinero y mirándose el ombligo, hablando con otros profesionales del sector, aislados de la calle que sólo cabe contestarle a la señora de la cita con la que inauguraba este post: nos gustaría mentirle, señora nuestra, pero no la podemos mirar. Somos ciegos. Hacemos televisión pero no nos gusta la televisión. Nos gustamos nosotros.

10 comentarios:

Vicè dijo...

Yo creo que la gente ve lo que le dan. Y si las televisiones optan por la calidad, al final ésta siempre se impone. Las vísceras, las tetas, tienen una primera efervescencia slavaje, pero su abuso agota al telespectador. Un ejemplo fue la manera en la que se derrumbó el muro de Crónicas Marcianas cuando hizo su aparición en la escena estatal "Buena fuente". Hasta ese día, Crónicas siguió teniendo audiencia porque se vició durante tantas años esa franja de la noche que parecía que no existía alternativa posible, era algo que tocaba asumir.

He visto varias emisiones de "Evolució". Me gusta bastante. Los sketch son originales y se nota que hay una buena tormenta de ideas detrás. Enhorabona.

morena dijo...

Mientras leía el texto, por cierto, genial, me ha venido una canción a la cabeza, The Wall, de Pink Floyd, por aquello del borregueo.....lo peor de todo son los horarios y la cantidad de programas que juegan con los sentimientos más básicos del personal,en fin me seguiré gastando 100 euros al mes...Viva el Playhouse Disney!

Por cierto tú sigue escribiendo para tí, de la manera que lo has hecho hasta el momento, que seguro que muchos te siguen....

Felip Bens, personaje interesante, me encantó conocerte y espero que nos veamos pronto.

Anónimo dijo...

Demoledor.
No sigo sus andanzas televisivas. Me agotan los actores. Pero me encanta leerle.

Imagino que la pretensión de vivir haciendo lo que a uno le gusta es lícita. Pero eso implica ciertas servidumbres o contradicciones o como coño queramos llamarlas. Hay que conllevarlas...o ganarse el jornal de cualquier manera y ser poeta en horario no comercial. Es otra posibilidad.

Nadie dijo que fuera fácil. Y usted aún es muy joven. Y con mucho talento. No desespere.

pd; de repente he recordado una obra maestra. El "Bienvenido Bob" de Onetti. Uno de los mejores cuentos que servidor ha leído.

bar Torino

diafebus dijo...

@Bar Torino.
Al cumplir los 25 años, y casi por azar, me regalaron una edición de Alfaguara de los cuentos completos de Onetti. Entre ellos guardo recuerdo principalmente de dos: El infierno tan temido (genial. Una obra de precisión sobre los límites de la crueldad sicológica, un tratado de cenizas, una fotografía de la silueta en tiza del cadáver del amor) y Bienvenido Bob. Sin duda una obra maestra. Esta noche, tan lejos como al término de esta respuesta, voy a releerlo. Salud y gracias!

Forlati dijo...

Sent q tú i R. treballeu en la tele, pero per mi vos moriríeu de fam. Ni tele bona ni tele roïn, em paralisa la tele, m'avorrix… Per a mi és un somnífer, una inyecció catòdica de morfina, un alienant irreparable.

L'atre dia visití a un amic llegit i conreat. M'ensenyà la casa nova: tele de sis millons de polzades en el menjador i tele en el dormitori. No el critique, cascú que faça com crega, pero en vore aquella immensa pantalla quasi tan gran com la paret em vingueren al cap per enèssima volta Truffaut i Bradbury, ya sabeu Farenheit.

I sí, tinc tele. Per a vore partits com el d'ahir o pelis com la de hui (Arde Mississipi), de tant en tant. I algun informatiu, ho confesse.

Aixina i tot coincidixc en els anterior i ilustres comentaristes: chapeau pel text.

PS Vicè, Vicè fon el que punchà en Galeano, no yo.

Anónimo dijo...

Saludos Morena! Ciertamente es mutuo, fue un placer conocerla… ¡pero no me tilde de personaje, mujer!

I als demés, cordials salutacions.

Felip Bens.

morena dijo...

Mil disculpas caballero, rectifico mi comentario con respecto a usted y lo sustituyo por: me parece usted un tío de puta madre!, mejor así?

saludos al creidillo

Forlati dijo...

Morena, no le hagas mucho caso a FB. Él también es un poco creidillo.

Comtessa d´Angeville dijo...

Mi perro se comió el cable de la antena de la tele y no compre otro, me compraron otro.


Y el perro se lo volvió a comer y estuve una semana más sin tele, hasta que vino el visitante que se fue a los chinos a por otro cable.

Y así cuatro veces se comió el cable y luego creció, pero yo sigo con la tele apagada la mayor parte del día.

Aunque me reconozco enganchada a Amar en tiempos revueltos.

diafebus dijo...

Se te saluda y se te da la bienvenida, Águeda. Alguna vez entré en tu fotolog a través de Forlati...y me quito el cráneo.
Pasa, ponte cómoda. La casa es pequeña, pero no es honrada