domingo, 13 de abril de 2008

¿Navegarán conmigo?

Estimados contertulios; ésta es "Llum".
La barca debe tener unos 35 o 36 años y la compró por primera vez mi padre hará cosa de 20, tal vez más. Entonces era un bote famélico de costillas al aire y línea torpe, atravesaba tosiendo las olas, pura ortopedia, cojitranca, desvencijada, muda, sin nombre. Pero tenía algo.
Andaba muriéndose de mengua en un pantalán cuando mi padre la adquirió por 10 mil pesetas. Por aquel entonces yo debía tener unos ocho años y recuerdo perfectamente las labores de mi abuelo (era calafate y carpintero de barcos) para convertirla en lo que es hoy. La subimos a La Plana (Forlati sabe de qué hablo) y allí, debajo del algarrobo centenario empezó una sonata de clavos y martillos, de lija y brocha, de armar y desarmar. Un oficio que tenía mucho que ver con la poesía, una tensión que convirtió cada madera en un endecasílabo navegable, en catorce versos con estrambote que rimaban la vida con la luz en consonante perpetua. Yo era muy pequeño, pero no es excusa. Todavía hoy esos trabajos se me antojan hercúleos. Mi colaboración era minúscula y emocionante. Me recuerdo diminuto a bordo, quitando las hojas con que el algarrobo sacrificaba para bendecirla, trayendo herramientas que nunca eran las correctas pero qué importa. En aquella barca, que se llamó Kika como mi abuela, navegué por primera vez. Allí tuve el susto y la alegría del mar, allí me riñieron por enredar los curris, allí los atunes de lomo eléctrico, la llampuga, la caballa, la boga, el serrano, el pulpo y la sepia. La sepia. ¿Han visto ustedes nadar a la hembra? ¿Se han dejado hipnotizar por sus nupcias submarinas? Se rema muy despacio, cerca de la costa y, con disimulo se la escruta. Todo está en calma, todo es silencio. De pronto la sepia enrojece y se hincha, su corona transparente tiembla, vibra, se ondula. Se acerca el macho. Entonces hay que ser rápido, preparar el salabre y esperar con el corazón en la garganta a que se devoren en un escándalo de tentáculos entrelazados. La pequeña muerte.
Después ya se sabe, las cosas cambian, los tiempos, son los tiempos, no te resistas. Aquella barca se vendió a un perfecto hijo de puta (lo acabo de descubrir) y mi padre compró otra, una lanchita amariconada y con visera. Por último (pero no será la última, háganme caso) la que tiene ahora, una buena barca se la mire como se la mire. Cómoda, estable, con cabina, poderoso motor, GPS, bañera amplia. Romanticismos aparte una magnífica adquisicion, la Servioleta.
Pero sucedió hará cosa de dos semanas que paseaba con mi abuelo con el puerto. En la cabeza del pantalán, tristona de nuevo, con los ojos apagados, oscura y bamboleante, estaba nuestra vieja barca. Ahora le habían cambiado el nombre por uno que, bueno, para qué reproducir. Era tan triste como su condición. Tan ajeno como los viejos tiempos. En los cuarterones azules dos carteles avisaban de que estaba en venta. ¿T'en recordes de la barqueta? Me preguntó mi abuelo. Cómo olvidarla. Después una breve conversación con mi padre y de pronto el rayo. Algo como la memoria me agitó la sangre en las venas y me pareció que esa barca nos miraba como los perros que creíamos perdidos. Había vuelto del otro lado de la tormenta sin haberse movido nunca del sitio. La habían tratado mal, estaba flaca y con el pelo sucio, cojeaba de una pata. Pero seguía respondiendo a su viejo nombre. No me crean si no quieren, pero me pareció que nos miraba y sonreía.
Cómo decir no al amor. Cómo faltar a la obligación. Cómo dejar al compañero en el fango cuando arrecia la noche.
Ahora ha vuelto y...y joder, eso es todo. Ahora ha vuelto. Está viva y es como para morirse de alegría. La he llamado LLUM. Porque es luz. Saben qué? Para el navegante con ganas de viento, la memoria es un buen puerto de partida. Galeano, esas cosas.
¿Navegarán conmigo?

6 comentarios:

morena dijo...

No se me ocurren mejores manos para LLUM, que las tuyas, estoy segura que ahora sí sonríe, pero de felicidad......

Ya ves, todo lo que tocas cobra vida...

Forlati dijo...

Sííííííííiííí. Navegarem i menjarem cruet!

Quines coses t'escriu Morena! Quin sol de chica!

morena dijo...

@Forlati, bisous à toi

Vicè dijo...

L'assumpte és ben greu i urgent. Cal posar, ja, una data per a navegar!

"Llum" és un gran nom. Inmillorable. "Lalo Cura" (o "Malabrocca") eren candidatures que aportaven exotisme i la certessa d'un naufragi. "Llum", en canvi, aporta precissament això: llum.

diafebus dijo...

serà un plaer raonar en tots vostés en unes cervesetes, un polp sec en oli, un sol amable, una mar propícia...

En el fons la cosa del nom sí te una caent lliterària (les malaties no es curen aixina com aixina, chatos). Entre tots els arguments em va vindre al cap el estertor final de Goethe. ¡¡Llum, més llum!!
Això brame yo en terra ferma a l'espera de noves singladures

Comtessa d´Angeville dijo...

D´altra cosa no però de navegar sí que sé una miqueta... quina barqueta més mona! Ja arribarà el dia que tindre jo la meua, de moment em conforme portant les d´altres...