domingo, 14 de diciembre de 2008

La niña de guillem de Castro


Pasa todas las mañanas por delante de mi oficina en Guillem de castro; silenciosa, cansada, espoleada por un deseo insatisfecho de llegar a alguna parte que se traduce en una prisa torpe de pasitos cortos y bufidos. Anda frisando la treintena, pero, invariablemente, va vestida con un babi de guardería. Lleva los gordos mofletes arrebozados de colorete, el pelo moreno partido en dos trenzas grasientas, zapatillas de cordones rosas que empiezan a destazarse por los costados como dos castigados caballos de posta al borde del colapso, se hace seguir por el sincopado bamboleo de una carterita escolar. Me gusta imaginar que en la cartera lleva la merienda de los niños felices, colorines, pegatinas, gomas para el pelo, estrellas de mar, fueguitos, cualquier cosa. Cada vez que cruzamos la mirada enfrento dos ojos asustados, estremecidos ante el fragor de la ciudad que la envuelve y la ignora entre sutiles menosprecios y disimulos. No sé a dónde a va. No sé si va a algún lado. No sé si llegará nunca.
Los primeros días me partía el alma, sentía una lástima infinita por ese ser como del otro lado, que se quedó varadito en la nostalgia de la infancia y el miedo a crecer. Tal vez vista frente a frente la edad adulta la sorprendió el horror a manos llenas, tal vez la vida le dio una cuchillada tan profunda que para frenar su sangre a borbotones corrió hacia la región donde todo es seguro, cálido e invariable. Tal vez una larga angustia de la ausencia de papá y mamá, tal vez.
Ahora ya no siento lástima. Ahora, cada vez que nos cruzamos, la animo en silencio, la jaleo con todas mis fuerzas para que siga caminando, para que no sepa lo que pasa a su alrededor. Si está loca, deseo con el alma que esté lo bastante loca como para no saberlo nunca. Si ha logrado erigir un baluarte en su alienación, si ha conquistado trabajosamente la felicidad en su íntimo cosmos, entonces adelante.
Los cuerdos de mierda, seguiremos fumando y mirándola pasar. Con respeto.
(dedica't al Capo de la Vucciria que va encetar magistralment el tema de l'elogi de la follia)

5 comentarios:

morena dijo...

Personajes con los que convivimos, personajes que sirven a muchos "cuerdos" para pensar que ellos no están tan locos.

Y sí, ojalá nunca sepa realmente lo que pasa a su alrededor.

Me encanta Diafebus, como siempre

Comtessa d´Angeville dijo...

Li ho anava a escriure al capo però vaja ací per als dos, que la locura no és res elogiable, que la vida no és gens fàcil ni per a ells (encara que a voltes ni es donen conter) ni, especialment, per als familiars.L'últim que deurien semblar-nos persones amb enfermetats mentals són entranyables o gracioses.

diafebus dijo...

La vida es exactamente lo que percibimos de ella. Ni un gramo más, ni un gramo menos. La vida es lo que yo tengo en mi cabeza. Si lo que allí sucede me es grato nadie, insisto, nadie debería dolerse. Si el loco no sufre no hay por qué preocuparse. ¿Para los familiares es jodido? Pues que hagan el esfuerzo de intentar cambiar su punto de vista.

Forlati dijo...

magister... No te res de roin q tipos com diaf (i com tants atres de l hist de la llit) nos ajuden a mirar los en respecte i a posar nos en la seua pell

Vicè dijo...

Magnífic Diafebus.

A més d'una crítica a totes les barbaritats que es fan en el nom de la cordura, Comtessa, lo únic que es pretenia era fer un xicotet homenatge a eixes persones, amb tot el respecte i el carinyo. Una manera de transmtre'ls afecte. No soc familiar de cap d'ells. Lo més aproximat que he patit ha sigut la mort de les meues dos iaies amb Alzheimer. Si algun dia els haguera de fer una homenatge i parlar alhora de les seues malalties, tal vegada optaria per recordar amb tendressa quan la iaia Maria em deia si anava a votar a Alcalá Zamora o lo que la feia rabiar quan li deia que m'havia canviat el nom per el d'Stalin...

Suscric també les posteriors paraules de Morena, Diafebus i Forlati.

Salut a tots.