jueves, 27 de noviembre de 2008

ÚItima hora

Un anuncio de televisíón y una noticia de prensa me tienen robado el seso. Fascinación a primera vista. Nostalgia del Ak-47, que dice Pérez-Reverte. De subirse a una azotea y repartir treinta píldoras de plomo al portador, ratatatá, no somos nadie. Después, con un poco de suerte - o merced a las más turbias leyes de la física social - emergería como un héroe en los programas de Tele 5 a razón de 300.000 claveles contantes y sonantes, mi careto sin afeitar abriría informativos, la zorra de Ana Rosa me dedicaría treinta líneas escritas por un negrito zumbón, Canal 9 proclamaría que soy hijo (de puta) de la educación socialista y los curas, ay los curas, consolarían a mis pobres padres entre hipos y eructos de turrón de Xixona.
El anuncio en cuestión es de un nuevo servicio de telefonía móvil que se presenta como un detector de mentiras instantáneo. Algo así como "¿Harta de que te engañen? Ahora podrás saber dónde está realmente." Va dirigido a adolescentes anormales que quieran saber si sus parejas les son o no fieles. Si realmente Pablito está en el cine con Dieguito o le está comiendo el coño a Marisielito. Convendrán conmigo en que Fukuyama se adelantó en predecir el fin de la historia, con la de cosas preciosas que estaban por venir. El sistema en cuestión puede ser leído desde dos ópticas: en primer lugar, y admitiendo de antemano que el detector de mentiras tiene la misma fiabilidad que un dólar extremeño, supone una irresponsabilidad estratosférica. Pongamos, sugiero, que una Paulita cualquiera, de buena fe, se instala el chisme de marras y lo usa para hablar con su novio, Alejandrito. El sistema, aleatoriamente, puede decir que Alejandrito miente y sumir a Paulita en una profunda depresión, acabar con una relación que podía haber dado momentos mágicos, en última instancia alumbrar un breve de sucesos del estilo de "Una adolescente se suicida arrojándose a las vías del metro". Vale argumentar que si alguien de verdad se cree el sistema y es tan retorcido como para utilizarlo tiene bien empleado que se vuelva contra él. Y que si tu novio o tu novia son de esa ralea lo mejor que puede suceder es descubrirlo cuanto antes y darles puerta, vía ancha y mucha mierda.
Pero analicémoslo desde otra vertiente; que en el fondo quienes utilicen el puto detector de mentiras lo hagan empujados por el ardiente deseo de ser engañados, de introducir una tormenta en pijama, una tragedia de living room en sus vidas grises, planas, de gominolas, pajas, canutos y play station. Ellos reciben de la televisión dosis de drama del que no participan y tan acostumbrados están a reproducir patrones enfermos, a comer carne cruda, que si se juzgan por un instante fuera de la arena del circo se dan por muertos. En cualquier caso, si aciertan el prefijo de Constantinopla y les da por llamarme les garantizo una sarta de mentiras, pueden ahorrarse enviar "mentira" al 7505.
La noticia en prensa, ay, la noticia en prensa... es una de esos bombones que de vez en cuando nos brinda la realidad en una bandeja de plata. Un bocadito selecto de locura. El muy honorable pueblo de Náquera (¿Seguirá siendo concejal allí el presidente de UV José Manuel Miralles, a quien la infamia tenga en sus índices?) ha cambiado el nombre de una avenida. La vía que antes se llamaba José Antonio (¡¡¡presente!!!) ahora pasa a llamarse Barak Obama. Me la pone dura. Me chifla el tema. Cambiamos la advocación del cirujano de hierro, de un dictador miserable, por la de un fulano que todavía no ha hecho absolutamente nada. Es la lógica de Operación Triunfo, de los reality show, del simulacro, de la prisa. Parámetros como esfuerzo o valía son devorados por el más ventajoso comercio de iconos vacíos, por promesas que nadie tiene que cumplir porque antes de que podamos pedir cuentas serán sepultadas por otras promesas. Ignoro que tal presidente será Obama, pero el tío Julián, el del hortet, tiene más méritos probados.
La realidad es una loca de remate. Ratatatá.

7 comentarios:

Un rincón apartado dijo...

Brillante.

Creo que, por un momento, todos habremos visto su cara, Turco, reflejada en un sucedáneo de programa de actualidad de esos que se monta AntenaTres por las tardes. Y a Ángel Martín vestido de usted, parodiando su futurible entrevista, en "Sé lo que hicisteis".

¿Qué quiere que le diga? Tenemos un amigo común (que tiene que ver con un puro y un ex jugador del Levante) que también se merece una calle y que le hagan justicia...

Vale

morena dijo...

Brutal, como siempre!!!!

Que tendrá esta casa que engancha?? Haga usted el favor de mimarnos un poquito más y ser más constante.

Con respecto al tema, vivimos en un mundo de giplipollismo agudo del que no lograremos salir jamás

diafebus dijo...

Por supuesto que se puede salir. Se trata de mirar con distancia, de no pertenecer, de descojonarse, de saberse distinto, de decir que no, que no y que no, de no aceptar lugares comunes, de vomitarles en la cara, de saber quiénes son los tuyos, de ser feliz sin contar con ellos.

Vicè dijo...

Genio, genio, genio!

Com diria Albert Pla, deixarem de dir "no" i d'estar en contra de tot. A partir d'ara sols estarem a favor de tot. A favor, inclús d'estar en contra!

Jo també em quedí glaçat amb l'anunci del mòbil. Ho trobe una manera molt irresponsable de revifar entre l'adolescència el drama que és la violència domèstica...

diafebus dijo...

Eixa és una atra, benvolgut capo. Imagine's que qui es posa el detector de mentides és un mascachapas ciclat i que li acaba trencant la cara a la seua nòvia o coses pijors que fins i tot passe d'escriure... quina cara posaran els fills de puta que allumenaren l'invent. Supose que cap, que continuarien contant billets com si no res haguera passat.

Salut i famiglia!

angresola dijo...

No deixe mai de disparar, benvolgut Diafebus. És vosté el millor desinfectant de les collonades del dia a dia.
Lo del carrer a Obama a Nàquera és el summum del bonrollitisme. Probablement benintencionat però d´una imbecilitat alarmant.
Estimulant text el seu. Abraços.

Anónimo dijo...

He comprado el 27.931 y si me toca me sacaré la pirula y mearé en la sede de Izquierda Unida.