
En el burdel, Terencio Ayres no se puede concentrar. Constantemente piensa en Luis de Almeida. El escritor Luis de Almeida tiembla delante de sus papeles buscando el orden de las palabras que lo rodean. Al otro lado del vidrio, sinuoso en la noche, un gato pasea por el alféizar de la ventana. El gato escruta con insistencia a Luis de Almeida que no soporta su mirada amarilla. En un momento de desesperación saca su revólver del cajón y le dispara al animal la bala que guardaba para él o para los acreedores. En otro punto de la ciudad un pinchazo en el pecho, parecido a un infarto, acaba con la vida de Terencio Ayres.
3 comentarios:
Bravo!
Me ha recordado a otro relato breve, de Galeano en "el libro de los abrazos". Creo recordar que cuando la mujer de Galeano se encontraba mal era porque al otro lado del charco su madre, o una amiga (no lo recuerdo bien) tampoco se sentía bien.
Que bueno! Recuerdas que alguna vez hemos comentado este apecto en las relaciones materno-filiales? son algo parecido.
Te he dicho alguna vez que me encantas?
Saludos Forlati, tu tb eres admirador de este creidillo?, que tendrá?
Fantàstic fragment, creidillo.
Qué tendrá, qué tendra…
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