miércoles, 26 de marzo de 2008

Playa de la Barraca

Sé que los experimentos deberían ser con gaseosa, que no está bien hacer públicos según qué titubeos, que las carencias formativas generadas por mi desgana y mi escepticismo son asunto intransferible, pero aquí me hallo probando si sé subir fotos a esta cosa que inauguré ayer con vocación de observador lateral de la historia. De todos modos la instantánea, si es que realmente consigo que se vea, es agradable. Se trata de la playa de la Barraca, en Xàbia. Un lugar en permanente amenaza de sucumbir al cáncer del ladrillo, como tantos otros enclaves mágicos cuya defensa es la de nuestro propio corazón y por los que vale la pena pelear como por la propia vida. Que la disfruten.

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