miércoles, 10 de junio de 2009

Naturaleza Muerta


Votar en la Comunitat Valenciana o eres del PP o es un puto acto de fe. Y de fe ando escaso, en descubierto, en números rojos que no son tan rojos.


Descartado el Partido Popular por razones de incompatibilidad ética, estética, económica, religiosa y legal, repasemos el resto de alternativas.


El primer perseguidor, dizque a unas cuantas lunas de distancia, es el PSPV.

¿Qué cosa es el PSPV? A bote pronto un partido profundamente mediocre. Recuerda a esos equipos de fútbol que llegan desfondados al último tramo del campeonato y que no se sabe si defienden o atacan. Tiene un escudo con historia, pero esa camiseta lejos de ganar partidos encabrona y moviliza a la afición rival aunque sea por lo que pueda tener de amenaza atávica. También a esos boxeadores que se acostumbran peligrosamente a besar la lona y no se sienten seguros fuera de su horizontalidad vencida. Una cosa es la dignidad del derrotado que bla, bla, bla, y otra muy distinta ser un paquete. Los paquetes no gustan a nadie. No conquistan a rubias fatales cuando quiere amanecer y ya están cerrando y es agua el último hielo de la copa. Sólo asquean ligeramente al gorila que lo lanzará al asfalto mojado con una mueca de asco.

El PSPV debería definir una estrategia y cumplirla apasionadamente, a toda ultranza.

Si quieren hacer oposición destructiva, cojonudo. Pero entonces no hay que desfallecer hasta enviar al último oponente al infierno a bayoneta calada. Esa fue la estrategia de Aznar de principios de los noventa. Facilona pero efectiva. Ellos no saben. Les sirven el plato en bandeja (Gürtel, Fabra, Alperi, Orange Market, despilfarro, sanidad, educación, Rus y arriba España) y les falta diente.

Quieren hacer oposición constructiva, pues mejor aún. Entonces cada día ha de suponer un vasto esfuerzo por explicar cuál es su proyecto de sociedad, cuál su giro a la izquierda, cómo será la realidad un día después de que gobiernen. Lo que Anguita llamaba programa, programa, programa. Tampoco sirven para eso. Porque no tienen proyecto. Sólo miedo.

Cuando criticaron tibiamente la F1 el PP tronó ¿No queréis F1? decidlo. Y no lo dijeron. Callaron como putas por un puñado de votos. Cuando el VCF los acusó de enemigos del pueblo valenciano, callaron de nuevo como putas. Cuando el estatuto, callaron como putas y luego corrieron a llorar por su honra ultrajada. El problema del PSPV es que no pretende otra cosa que hacer lo mismo que el PP pero que la pasta acabe en su bolsillo. Con los casos de corrupción urbanística tres cuartos de lo mismo. Son los mismos perros y casi con idéntico collar. Hasta que el PSPV no deje de ser una cueva de tecnócratas flowerpower y se definan, hasta que no privilegien la sustancia a la imagen, hasta que no sepan qué carajo quieren hacer, no cuentan.


La siguiente formación es entrañable. Compromís, el paraguas raído bajo el que se mojan Bloc y EU nació muerta. Necesitaron meses para cerrar un pacto porque se encabronaban, creo recordar, por quién sería el número 3 por Alicante. Bravo. Stupendo. Era una formidable declaración de intenciones. En cuanto a las razones de Eu ellos sabrán. Divididos en Esquerra i País, los restos del ala fundamentalista y Projecte obert sólo necesitaban a la gente de Morera para acabar de pegarle fuego al gallinero. Ahora me cuentan que Gloria Marcos ya no se tiñe el pelo y no da conversación a los taxistas. Ella aniquiló a las voces críticas. Ella sabrá. ¿Y el Bloc? ¿Qué coño es el Bloc? En cuanto acaben de definir qué es para ellos el valencianismo político y cuál es su proyecto social y cultural entonces empezaremos a hablar. De momento niet.


Fuera del arco parlamentario coexisten diversas fuerzas políticas de distinto pelaje. A un lado la ultraderecha. Nada que comentar. Tápense la nariz y sigan caminando, por favor. Luego los colgados de los canutos, los antitaurino y el partido de los señores narigudos de más de cincuenta años que aprendieron a conducir con un seat panda. Estos no cuentan.


Al otro lado del ring, nacionalistas y regionalistas. ERPV que es un poco como el cuñado farsante de todas las bodas, el que ha venido a beberse la barra libre y a ver si le quita a bocados las bragas en el baño a Lupe, la camarera casquivana. UV, muerta. CV, muerta. ONV? Bueno, a parte del afecto personal que le tengo a Carles Choví tampoco su formación me ofrece gran cosa. De un lado un intento más bien timorato de superar el conflicto lingüístico. En el resto de materias... un segundo que me leo el programa y ahora vengo. Dan la sensación de ser aquel pirómano bombero que vivía en un pequeño agujero. ¿Recuerdan la canción? Yo sí.


Así que de cara a las próximas autonómicas lo tengo jodido. Muy jodido. Creo que necesito que venga Leire Pajín a aclararme las dudas.

2 comentarios:

morena dijo...

Uff déjate, mira David Carradine, jajaja.

Lo cierto es que su análisis tiene poco que objetar.

O esto cambia y se regenera desde algún punto o la poca ilusión que me queda me obligará a no votar y seguir con los managers.

Atentamente, siempre suya

Un rincón apartado dijo...

Es una análisis excelente y muy atinado de la realidad política de este ente llamado CV. Enhorabuena