domingo, 3 de mayo de 2009

Rodeados

Malas noticias para todos. Censuran a Enric González en el País. Enric, para quien a estas alturas aún no lo sepa, es uno de los mejores articulistas de la prensa española, un hombre culto, tranquilo, inteligente, sensible, irónico, desesperado, un detective salvaje de perfil. Un hombre atento al latido humano de cada historia, un desenmascarador de trileros, un estilista sobresaliente, un tipo que transmite honestidad cuando escribe, y eso es mucho, eso es casi todo. También nos ha regalado dos magníficos libros que no me atrevería a etiquetar como "de viajes". Historias de Londes e Historias de Nueva York son otra cosa. Historias de Roma será también otra cosa. Muchos días biennacieron con la llamada de teléfono de algún amigo. ¿Has leído el artículo de Enric? Entonces todo iba bien. Uno entraba en su tribuna, lo disfrutaba y sabía que esa jornada ya no sería jornada perdida. Tantas veces quisimos a Enric, tantas veces dijimos, coño, cómo nos gustaría tomar un whisky con él, al fondo de cualquier bar, mientras al otro lado del vidrio la noche abre sus alas y promete varias horas de suaves confidencias, de risa salvaje, de silencio respetuoso. Por eso hoy es un día de mierda, día malnacido, día perdido. Enric González ha dicho lo que pensamos y sufrimos todos en este barrio. Qué querían si ya dijimos que es un desenmascarador.
Cada blog, cada ciudad sitiada, cada Constantinopla, cada Mercado, cada viejo Bar vecino reproducirán este artículo. Lo multiplicarán. Uno se siente un poco más digno esta mañana haciendo esto, haciendo de esforzado altavoz de uno de los nuestros. Con su permiso. Con el debido respeto.


RODEADOS

No he visto aún el arranque de Operación Triunfo, en Telecinco. En realidad, a la hora de escribir estas líneas (19.30 del miércoles), el cuerpo me pide que me abstenga. Pero cuando el hipotético lector tenga este periódico en las manos, o en la pantalla, las cosas habrán empeorado. Y yo, con toda probabilidad, me habré autolesionado con un electrodoméstico, con un televisor, concretamente. O sea, habré visto OT. Y habré asistido a la presentación de Ramoncín, paladín de la propiedad intelectual y de los derechos de autor, como miembro del ilustre jurado. Es de suponer que para entonces, mi mañana y su hoy, andaré aún peor de ánimo. Quién iba a decirle a uno que acabaría añorando a Risto Mejide.Lo que puede ir mal, va mal. Eso ya lo sabíamos. Aun así, resulta difícil no apenarse ante el presunto fichaje de Francisco Rivera, también conocido como Kiko o como Paquirrín, por parte de Sé lo que hicisteis (La Sexta). La gracia de ese programa solía consistir en la aparente distancia con que se abordaban las monstruosidades televisivas: emitían trocitos de basura, pero era basura ajena, fenómenos frikis de otros espacios, de otras cadenas, y envolvían el producto con una ironía sarcástica. La incorporación del señor Rivera, como monologuista, aprendiz de monologuista o lo que sea, constituye un cambio cualitativo: Sé lo que hicisteis incorpora su propio monstruito. Si Ana Rosa Quintana tiene a Belén Esteban, ellos tienen al señor Rivera. Francamente, no creo que puedan reírse los unos de los otros. Si acaso, podrán comparar la magnitud de sus respectivas tragedias.Todo esto induce al pesimismo.Uno lo ve todo negro. No quiero ponerme en lo peor, pero cualquier día, en cualquier empresa, van a rebajar el sueldo a los obreros para financiar la ludopatía bursátil de los dueños. Ya sé que exagero, que esas cosas no pasan. Pero antes tampoco pasaban cosas como la de Ramoncín y Paquirrín, y ya ven. Como decía Manolo Vázquez Montalbán, estamos rodeados.

2 comentarios:

Vicè dijo...

Fantàstic!. Ho ha explicat TOT, Diafebus.

Carlos Boyero dijo...

Sueño que fumo. Me despierto. No fumo. Con las orejas agujereadas por terapéuticas agujas, con desconsuelo, con la vulnerable certidumbre de decirle adiós al humo, recordando al patético Zeno, aquel inolvidable personaje que se inventó el turbador Italo Svevo y que consiguió llegar a la resignada vejez repitiéndose obsesivamente desde que era joven: "Mañana dejo el tabaco". En vano, por supuesto. Busco el salvador ritual del café. Prohibido. Se lleva fatal con el mono nicotínico. Recurro a otra de mis impagables y gozosas costumbres. Leer a Enric González, un primoroso narrador de historias, una cultura enciclopédica, alguien que ha elevado el bisturí de la ironía a la categoría de las Bellas Artes describiendo y razonando el casi siempre lamentable estado de las cosas. No lo encuentro. El día empieza crudo.